sábado, 15 de mayo de 2010

Cerrando una etapa.

Alguna vez me hicieron una pregunta. Y vos qué vas a estudiar? Sin duda alguna contesté, voy a ser licenciada en publicidad. Así fue como hace algunos años decidí comenzar mi camino en la universidad. En ese entonces poco conocía de lo que era ser “publicista”.

Haciendo un recuento y recorrido por todas las materias cursadas pude re-descubrir la amplitud y extensión que tiene la profesión. Es interesante ver cómo como estudiantes cuatrimestre tras cuatrimestre descubrimos nuevas orientaciones, nuevas especialidades y poco a poco nos vamos definiendo hacia “lo que me gusta”. Luego, los recorridos por los empleos y las oportunidades laborales nos hacen cambiar de parecer y nos enfocamos en crear nuestra propia historia y lugar en el mercado laboral.

Nuestra profesión nos exige integridad. Se trata de una constante demanda de diversidad, diferenciación e integración de todos los conocimientos. Ya no bastan las campañas exclusivamente diseñadas para TV o para Radio. Vivimos en el 2000, son épocas de muchos cambios, de muchos nacimientos, desarrollos y oportunidades creativas. Nos encontramos en la era tecnológica y para ello es necesario hacer uso pero no abuso del mismo. La tecnología nos abrió, tiempo atrás, inmensas oportunidades creativas e ingeniosas para comunicar aquello que desea comunicar el cliente. De eso se trata la publicidad. Comunicar y llegar de manera efectiva y de diferentes maneras a aquello que las empresas tienen como retos. Pero ¿qué son los retos?

Hoy por hoy, al vivir en un mundo híper estimulado como en el que vivimos, los retos forman parte del día a día. A diario, como profesionales, desafiamos a nuestras capacidades para poder identificar nuevas estrategias, nuevos caminos, nuevos objetivos y por sobre todas las cosas a diferenciarnos de nuestros competidores y no caer en la ya tan conocida monotonía comunicacional. Entonces, los retos son nuestro mejor aliado. Debemos hacerle frente a cada uno de ellos y salir en busca de lo mejor. De lo novedoso, de lo distinto, de la innovación. En definitiva, hacer eco del don que nos fue transferido. El arte del comunicar.

Somos la generación del i-phone, las redes sociales, los emoticones y la diversidad. Debemos trabajar en equipo: enseñamos lo que sabemos y aprendemos de los que saben más que nosotros. Es por eso que debemos instruirnos constantemente. Queda en nosotros aprender a ser mejores profesionales. Porque los consumidores ya tienen marcas favoritas con las cuales sentirse identificados. Viven las marcas como parte de su experiencia personal. Éstas les permiten diferenciarse del resto y sentirse únicos. De esta manera, debemos involucrarnos en el proceso de manera profesional para poder entender cómo llegar a este nuevo consumidor.

“Consumir para ser ahora se vende como primero soy y por eso consumo determinado producto. La marca pone como protagonista las emociones positivas que experimentan sus audiencias por sobre los beneficios del producto. Nada ha cambiado desde la intensión pero si desde la proposición: la audiencia es de determinada manera y por eso el producto es para esa audiencia, y no al revés”[1]

El producto no se pierde, se pierde la arrogancia del producto, su narcisismo. La marca gana protagonismo y fuerza porque tiene una personalidad más creíble que su competidora.

Las personas desearán las emociones positivas anheladas que luego, asociarán al producto. Emociones positivas que se traducen en sentimientos y actitud: sensatez, autenticidad, convicción, coherencia…

“La pérdida de ingenuidad en el consumo, especialmente en las audiencias más jóvenes, ya no compra la utopía de la felicidad”[2]. Ahora no sólo desean recibir mensajes sino que participar, crean activamente nuevos mensajes que los hagan sentirse que “son parte”. Mostrar un mensaje real, tangible, humano y más cerca de las personas hace que ellos se sientan más próximos de esa promesa que la marca les da.

Ya no se trata de comprar una leche o el pan lactal, compramos lo que queremos sentir, lo que queremos experimentar, cómo queremos lucir. La ecuación parece ser: a consumidores menos ingenuos, estrategias más sensatas.

Así es, estamos plagados de marcas que no dicen nada, que no marcan nada, que no nos dan razones para recordarlas. Queda en nosotros, nuevos Publicistas, forjar el cambio.



[1] Borrachia, Carolina. Revista INFOBRAND “Revista de Marketing, Branding y Comunicación”. Sección “Opinión”. Nº 90. Buenos Aires, Lunes 5 de Septiembre 2005.

[2] Borrachia, Carolina. Revista INFOBRAND “Revista de Marketing, Branding y Comunicación”. Sección “Opinión”. Nº 87. Buenos Aires, Lunes 5 de Septiembre 2005.

2 comentarios:

  1. Simplemente: a lo VH!!!!!! Congrats amiguisima!!!
    Tesis aprobada...nos vemos en Julio Lic. (lleva la carta ehhh o la perdiste???) Ro.-

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  2. Gracias amiguisima!!

    La carta está dónde tiene que estar y nos está esperando...:D Simplemente para que finalmente, nos saquen esa foto que tanto ansiamos tener.

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